domingo, 6 de mayo de 2018

Análisis y selección de herramientas

Una vez que hemos reflexionado sobre las actuaciones que debemos llevar a cabo como docentes para favorecer el máximo desarrollo de nuestro alumnado, dentro siempre de un marco de escuela inclusiva; es el momento de llevarlas a cabo. 
Para ello, en primer lugar debemos analizar las destrezas que necesita adquirir nuestro alumno con TEA (escolarizado en el primer nivel de Educación Infantil) en colaboración con la tutora, el resto de profesionales implicados y la familia. Las principales áreas a trabajar son los prerrequisitos del aprendizaje, la comunicación, las emociones, las habilidades sociales y el juego simbólico.
Pero para conseguir estas destrezas debemos realizar cambios en el aula destinados a una mejor estructuración del espacio de la misma, que la haga predecible, mejorando tanto su autonomía como su atención y participación. 

Es necesario seleccionar una metodología que respete las características y necesidades del alumno y contribuya a alcanzar estos objetivos previstos. La metodología más apropiada para el alumnado TEA esta basada en el programa TEACCH, ya que su objetivo es lograr una adaptación más efectiva a su entorno, ayudando al alumno a entender situaciones, generalizándolas y a reducir los problemas de conducta. 
Se basa en la enseñanza estructurada, en la que se organiza el aula y se adapten los estilos de aprendizaje y las actividades a las necesidades del niño, creando ambientes predecible y anticipables. 
Es muy importante que exista una organización temporal, dándole al niño la posibilidad de moverse en el espacio de forma predecible, ayudándolo a autorregularse. Así, se marcara una rutina y se aprovechará para realizar cambios. Utilizando las agendas para planificar actividades a realizar (tanto el cuando, donde y el orden las mismas). Al igual que se utilizarán calendarios para anticipar los acontecimientos más importantes. 
También es muy interesante organizar el aula por rincones de aprendizaje (juego, relajación, trabajo...). En el caso de este último, proporciona una rutina de aprendizaje, un tiempo interpersonal maestro/a-alumno, que fomenta la relación positiva. Una estructura para evaluar las habilidades, los intereses, trabajar los objetivos de comunicación e interacción, el desarrollo de habilidades y capacidad, además del trabajo autónomo. 
Dependiendo de las destrezas que se vayan a trabajar, nos posicionaremos de una u otra forma. Por ejemplo, para fomentar la comunicación e interacción nos situamos cara a cara. Para trabajos más complejos que requieren de ayudas físicas, nos situamos al lado del niño y en otras ocasiones detrás para favorecer la autonomía pero pudiendo intervenir cuando sea necesario. 
En todo momento se fomentará la enseñanza en entornos naturales y mediante juegos, utilizando el moldeamiento de la conducta, reforzando las aproximaciones sucesivas a la conducta de juego. 

Para fomentar el trabajo en equipo, se repartirán las tareas y a través de proyectos para que cada uno de los alumnos y alumnas aprenda que tiene una responsabilidad. A nuestro alumno con TEA le haremos ayudante, repartiendo los materiales, contando los compañeros/as, aprovechando siempre la enseñanza incidental trabajando en todos los contextos posibles. En el recreo introduciremos al niño en los juegos, podremos realizar moldeamiento al principio y proporcionarle unas pautas básicas de comportamiento. En el rincón de la clase destinado al juego trabajamos el juego simbólico, simulando que vamos al supermercado, que cocinamos, jugar con los coches, con la cocina...hay muchas maneras de trabajar el juego simbólico a la vez que trabajamos el juego compartido, ya que los demás niños/as también pueden guiar la acción del niño con TEA y incitar la imitación.

En cuanto al área de las emociones la podemos trabajar a través de la atribución causal. Para ello, utilizamos un gradiente de emociones. Por ejemplo para medir lo contento que está se presentan 3 grados (poco, contento, muy contento). Al igual que se le presenta al niño un termómetro de emociones en el cual debe identificar las suyas propias y la de los demás, por lo que aprovecharemos cualquier situación (asamblea, recreo, riñas o peleas) para ir al termómetro y comprobar en que emoción están los compañeros/as o él mismo. Como complemento se pueden usar técnicas de relajación, así además trabajaremos el autocontrol. 

Paralelamente, la autonomía del alumno con TEA irá progresando pero para ello deberemos enseñarle a pedir ayuda, a través de los pictogramas, dándole información por adelantado de los cambios que se puedan producir, a través de secuencias de tareas, moldeamiento y encadenamiento hacia atrás.

A continuación adjunto un resumen para ver con más facilidad las destrezas a adquirir y las herramientas que debemos poner en marcha para ello.

Hecho con Padlet

Todas estas actuaciones están dando resultados positivos. Al finalizar el curso realizaremos una evaluación de los avances que el alumno con TEA ha conseguido. En función de los resultados, seguiremos con la metodología y los cambios que hemos realizado en el aula y modificaremos las actuaciones que no están funcionando.

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